— Hola, soy Paul Seaton, y hoy mi invitado es el campeón del mundo de 2003...
— ¡Oye, vamos! No está tan lejos.
— ¡Ja, ja, vale! Tienes razón, 22 años no es tanto en la historia del poker. Y lo más importante: de los miles de brazaletes de las WSOP otorgados, el tuyo es probablemente el más importante. Al fin y al cabo, esa victoria desencadenó el llamado "efecto Moneymaker": cientos de miles de jugadores acudieron en masa a jugar online torneos y satélites de las WSOP. Si no recuerdo mal, te clasificaste por $80 y los convertiste en $2,5 millones. En esta entrevista, repasaremos cómo sucedió todo. Y también tengo muchísima curiosidad por saber qué opinas de todo lo sucedido hoy.
He visto muchas de tus entrevistas y siempre te preguntan sobre esa mano contra Sam Farha. Pero quiero empezar desde el principio: con el legendario satélite de PokerStars . ¿Recuerdas cómo clasificaste y cuánto tiempo te llevó?
— Sí, claro. El primer satélite fue un SnG de una sola mesa para 9 jugadores por $86, en el que un jugador avanzaba al siguiente por $630. Y me senté allí… por casualidad. Los lobbies de las salas de entonces eran bastante confusos, todo estaba revuelto. Me encantaba jugar SnG por aquel entonces, pero había un problema: casi nunca se llenaban. Así que si veías un torneo en la sala casi lleno, con quizás 8 de los 9 jugadores requeridos, o 15 de los 16, registrados, tenías que entrar rápido, porque el siguiente podía empezar en dos horas.
Cuando me senté en el satélite, pensé que me estaba inscribiendo para un torneo Sit and Go normal. No tenía ni idea de que era un satélite para un satélite del Main Event de las WSOP. De haberlo sabido, nunca me habría sentado. Tenía unos $200 en mi cuenta en ese momento. ¿Qué satélite para un satélite, qué Las Vegas? ¡Qué idiotez! Nunca me habría inscrito. Básicamente, fue un completo missclick. Cuando me di cuenta de lo que estaba jugando, me enfadé muchísimo. No podía imaginar entonces que el destino mismo me estaba guiando.
Como habrán adivinado, gané ese S&G y clasifiqué para el siguiente satélite, por $630. Si no recuerdo mal, había 69 personas allí, y estábamos compitiendo por tres paquetes a Las Vegas. El Main Event aún estaba a dos o tres meses. El problema era que si ganabas un paquete, no podías venderlo ni cobrar el dinero. O volabas al Main Event, o todo era en vano. Las cosas son mucho más liberales hoy en día, por supuesto, que en 2003. Y si las cosas hubieran sido así entonces, definitivamente no habría llegado al Main Event.
Sabía que no estaba hecho para eso. Además, casi no tenía experiencia en vivo: había jugado un poco de cash, pero nunca en torneos. Puede que hoy suene extraño, pero en aquel entonces no había torneos; el mundo del poker era completamente diferente. Ahora puedo salir de casa y estar jugando un torneo en vivo en una hora. Por aquel entonces, los casinos simplemente no los ofrecían. Es más, nadie jugaba al no-limit hold'em en las mesas cash, solo limit, y había letreros en las paredes que decían "prohibido check-raisear". ¿Te lo imaginas? ¡Qué reglas! La Edad de Piedra.
Así que aquí estoy. Estoy sentado en la mesa final de este satélite de $630. Había tres entradas, y el cuarto lugar valía $8,000 en efectivo. Bueno, eso es todo: vi esto y decidí que tenía que conseguir el cuarto lugar a toda costa. Cuando quedamos en 4-max, me esforcé al máximo para perder mis fichas. Un amigo vio que lo estaba arruinando, me llamó y me convenció de luchar por el paquete. Prometió comprar la mitad de la acción, aunque al final se echó atrás, pero eso no viene al caso.
Para entrar al Main Event, tuvieron que ocurrir varios milagros seguidos. Y así fue. Sin mencionar la suerte que tuve más adelante en el torneo. Un gran billete de lotería. Ahora que lo pienso, no puedo creer que todo esto haya sucedido.
— Sí, ¡recuerdo que hubo muchos milagros en el torneo! Me encanta la mano contra Phil Ivey: tienes AQ, él tiene 99, flop QQ6, turn 9… ¡Vas all-in y consigues un as en el river! No solo mantienes tu stack, sino que también eliminas a uno de los oponentes más peligrosos. ¡Qué momento tan loco!
— Bueno, ¿cómo decirlo? Lo repito: el mundo del poker era completamente diferente en aquel entonces. No tenía ni idea de quién era Phil Ivey. Cuando llegué a Las Vegas, conocía exactamente tres nombres: Phil Hellmuth , Doyle Brunson y Johnny Chan.
Nunca había oído hablar de Ivey. Hay un joven negro con una gran pila de fichas, bueno. ¿Pero de qué tenía miedo? Eran los jugadores mayores y experimentados, que parecían mirarme directamente al alma, los que me aterrorizaban. Y los jóvenes, ¿qué más da? ¡Pensé que todos éramos más o menos del mismo nivel! Ahora suena ridículo, claro. El año que viene podré jugar en un torneo senior por primera vez; cumplí 50 en noviembre. Y estoy muy contento de poder jugar en estos torneos ahora; ¡los mayores ni siquiera saben jugar! Hoy en día, todas las estrellas son jóvenes.
En fin, Ivey no me asustaba en 2003. No sabía que era un buen jugador, y no me di cuenta en la partida. Solo vi que tenía muchas fichas. Y después, la gente comentó sobre esa mano que me equivoqué con los tamaños, y por eso fui all-in. Pero, ¿sabes?, la volví a ver hace poco y ¡todo sobre mis tamaños era realmente bueno! Sea como sea, Ivey era, por supuesto, el mejor jugador del mundo en aquel entonces, y obviamente el más fuerte en mi mesa. Menos mal que no lo sabía.
— Es muy gracioso. El mejor jugador del mundo es eliminado por alguien que no tiene ni idea de a quién se enfrenta... Podría haberte dado muchos problemas en la final. Si no lo hubieras eliminado entonces, quizá habría ganado la final.
— No, es poco probable. Lo habría noqueado después. No había forma de que no gane este torneo. El universo se esforzó demasiado para armar este rompecabezas.
— Te convertiste en embajador de PokerStars; ficharon a todos los campeones del mundo de aquella época. Pero creo que fuiste el más importante. Al fin y al cabo, les diste a todos la esperanza de un futuro en el poker. Cualquier Homero Simpson de un pequeño pueblo estadounidense te miraría y pensaría: "Yo también quiero eso, yo también puedo hacerlo". Eso no se puede decir de las demás estrellas de aquellos años. No me imagino a nadie creyendo que podría convertirse en el próximo Phil Ivey o Chris Ferguson...
— Nadie será jamás el próximo Phil Hellmuth, ¡eso seguro! Pero en serio... Sé que llevo años siendo embajador del poker, pero no me siento como tal. No hago nada especial. ¡Nunca lo he hecho! Simplemente soy yo mismo. Y tengo suerte de que eso sea justo lo que la gente necesitaba. Un tipo normal, como todos los demás. Ni un genio, ni un showman, ni un friki; solo alguien con quien disfrutarías ir a un bar a tomar una cerveza después del trabajo.
De aquí es precisamente de donde surgió el "efecto Moneymaker". No fui yo quien lo creó, sino mi historia. Los mejores embajadores del poker en el sentido tradicional son Hellmuth y Negreanu, por supuesto, y yo no estoy ni cerca de ellos. Llevan construyendo la industria del poker, ladrillo a ladrillo, durante el último cuarto de siglo, haciendo muchísimo para popularizar el juego. Basta con mirar el canal de YouTube de Negreanu: cuánto trabajo requiere, cuánto esfuerzo invierte. Yo soy incapaz de eso. Tengo 50 años, chicos; den gracias por saber cómo encender un ordenador. Sin embargo, en 2026 quiero empezar a transmitir más poker online; espero que a la gente le guste.
— En 2019 ingresaste al Salón de la Fama. ¿Recuerdas cómo te sentiste entonces? Ahora, muchos dicen que es hora de reformar el Salón e incorporar a dos o tres personas al año. ¿Qué te parece esta idea?
— Oye, soy la última persona a la que deberías preguntarle sobre esto. Cuando me incluyeron, pensé: "¡Genial! Seguro que hay alguna celebración esta noche donde te darán un filete gratis...". Entiendo que es un honor, pero siempre me han dado igual los títulos y premios. Para algunos, es importantísimo, pero para mí, no lo es en absoluto.
En cuanto a las reformas... Nos encontramos en una situación extraña. Ahora mismo, ante nuestros ojos, un gran número de estrellas del poker cumplen 40 años. Han logrado mucho, y cada una de ellas merece ser incluida en el Salón de la Fama. Pero hay otros jugadores de élite, simplemente menos visibles. En definitiva, se trata simplemente de una carrera entre "¿de quién se habla más?" o "¿quién consigue la mayor racha positiva?".
Michael Mizrachi tuvo un verano increíble y fue inmediatamente, fuera de turno, incluido en el Salón de la Fama. Se lo merece, por supuesto, nadie lo discute. Pero los criterios se han vuelto aún más difusos que antes. El poker no se trata solo de torneos. Hay partidas cash real, incluyendo de juegos mixtos, y la habilidad requerida allí es claramente tan buena como en Hold'em u Omaha, pero simplemente no se ven tan animadas en televisión.
Basta con echar un vistazo a los actuales miembros del Salón de la Fama para darse cuenta de que fácilmente podría rebautizarse como el "Salón de la Fama del Poker Americano". Y hay muchos jugadores europeos y asiáticos que merecen un lugar en él.
— Sí, exacto. Yo soy británico...
— Oh, no lo sabía. Mis condolencias.
[Ambos se ríen]
— Sí, gracias. Durante años, la gente se ha sentido desconcertada por el hecho de que Dave Devilfish Ulliott no esté en el Salón de la Fama. Cuando murió, fue incluido rápidamente, por supuesto. Pero ¿y si incluyéramos a todos los europeos merecedores solo después de su muerte?
— Sí, y está el tema de la votación, ¿sabes? Cada año, a todos los miembros actuales del Salón de la Fama se les da una lista de candidatos, y cada uno reparte 10 puntos. Intento votar objetivamente, y seguro que muchos hacen lo mismo. Pero también hay quienes simplemente votan por sus amigos. Más de una vez, los candidatos me han llamado para pedirme que les dé puntos. Siempre he respondido educadamente que votaré según mi conciencia. En general, es un sistema pésimo, en mi opinión.
— Veo la Copa Triton en el armario detrás de ti. ¡Hermosa!
— Sí, hay una. Estoy cerca del Moneymaker Tour Cup, por cierto.
— ¡Sí, hablaremos de eso también! Me encanta lo que estás haciendo para tu serie. Pero primero, hablemos de Triton. Me impresionó mucho esa victoria. Claramente no pareces un regular típico de estos torneos de élite. ¿Qué significa ese trofeo para ti?
— Tienes toda la razón. Es una serie de élite, top reg tras top reg. La gente va allí para consolidarse como jugadores de élite. El número de participantes es muy reducido, por supuesto, pero las estructuras son deficientes. Y por eso, los jugadores también tienen muchas posibilidades de ganar. Si Triton tuviera una estructura similar a la del Main Event de las WSOP, los profesionales aplastarían a los amateurs. Pero hay torneos turbo: un coinflip, dos coinflips, y de repente estás en la mesa final.
Hasta ahora me ha ido genial en estos torneos: solo he jugado seis y he llegado a tres mesas finales. Pero, por suerte, soy lo suficientemente consciente de mi propia fuerza como para darme cuenta de que esto es solo una casualidad. Y si hubiera jugado 100 torneos en lugar de seis, mis resultados probablemente no habrían sido tan impresionantes. En el torneo que gané, me quedaba una ciega grande en la burbuja. Simplemente tuve mucha suerte seguida. Es un ejemplo perfecto de cómo todos tienen una oportunidad en estas estructuras. Los organizadores saben lo que hacen.
— Sí, ¿recuerdas que el año pasado Alejandro Lococo ganó $12 millones? Le ganó a Ben Heath en el heads-up.
— Sí, eso es exactamente de lo que estoy hablando.
— Mencionaste el Moneymaker Tour; es una serie genial. Soy miembro del grupo de Facebook y he participado en algunos torneos. Tienes una gran comunidad: muchos recién llegados para quienes estos torneos son su primera experiencia en vivo. ¿Estás orgulloso de este trabajo? Sé que participas regularmente en estos festivales y que ganaste uno de ellos.
Ed.: Chris ganó tres torneos en su propia serie este año. ¡Un pequeño torneo mixto de $300 y dos eventos principales! El primero fue en Florida, un evento de $1,100 de entrada, con 424 participantes y un premio de $83,000. El segundo fue más serio: se jugó en el Casino MGM de Las Vegas, un evento de $1,700 de entrada, con 907 participantes, y Moneymaker se llevó $239,000 por el primer lugar.
— Todo empezó cuando vi que varias series estadounidenses cancelaban sus garantías una tras otra. Anunciaban una garantía de un millón de dólares para el Evento Principal, veían un overlay enorme y se olvidaban. No hay garantía. También me molestan mucho las malas estructuras; solo hay turbos por todas partes. La gente paga $600 para entrar y no tiene una experiencia de juego adecuada. Me parece una porquería. Y pensé que sería genial dar a la gente la oportunidad de participar en torneos con una estructura compleja, donde el push-folding no empiece después de unas pocas horas de juego.
Así surgió la idea del Moneymaker Tour. Tiene una estructura decente, buy-ins bajos y premios garantizados que siempre se mantienen. Sí, a veces hay que terminar grandes torneos un lunes, pero si has llegado a la mesa final, es una excusa perfecta para tomarte un descanso del trabajo. Y todo ha salido bien; el número de participantes en nuestra serie está creciendo, lo cual es muy gratificante.
Pero en enero, probablemente surjan problemas. Probablemente hayas oído que las leyes fiscales en EE. UU. están cambiando y se volverán extremadamente hostiles para los jugadores. Al presentar tu declaración de impuestos, sólo podrás deducir el 90% de tus pérdidas, y eso es una auténtica pesadilla. En términos generales, si pagaste $4,2 millones en buy-ins este año y cobraste $4 millones, no solo perdiste, sino que también tendrás que pagar impuestos sobre esas ganancias inexistentes.
— Sí, es terrible. Muchos jugadores no saben qué hacer ahora.
— Es un duro golpe para la industria. Así que no estoy seguro de si presentaré alguna serie el año que viene. Quizás me centre mucho en el mundo online y el streaming. No lo sé. Todo es malo. Y no creo que la gente se haya dado cuenta de lo grave que es. El efecto será devastador y a largo plazo. Muchos estadounidenses simplemente dejarán de jugar al poker. El único torneo que jugaré en 2026 probablemente será el Main Event. Y quizá busque algunas fuentes de ingresos. Y cómo van a jugar los ciudadanos estadounidenses, digamos en Triton, ahora que todos ganan y pierden millones, no tengo ni idea.
— Bueno, ya basta de cosas tristes. Al final de esta entrevista, quiero preguntarte sobre tu visión para tu legado. O mejor dicho, ¿cuál quieres que sea? Si alguien externo observa tu carrera, ¿qué te gustaría que dijera?
— Soy una persona honesta que no ha engañado a nadie ni se ha dado aires de grandeza. Me alegra mucho no haberme endeudado nunca, algo inusual en el mundo del poker. Me alegra que no haya manchas oscuras en mi biografía, a pesar de llevar un cuarto de siglo en la industria. Quiero ser recordado como alguien que simplemente inspiró a otros. Alguien que demostró a todos que el poker es un gran juego.
No quiero inspirar a nadie a convertirse en jugador profesional, no. Una carrera como profesional del poker, por decirlo suavemente, no es para todos. Pero de verdad quiero que la mayor cantidad de gente posible descubra el poker y lo disfrute. Y quiero demostrar con mi ejemplo que a veces puedes creer en ti mismo, aprovechar la oportunidad y tu vida puede cambiar drásticamente. Pero si no compras un billete de lotería, definitivamente no vas a ganar nada.
GT: La maravillosa canción "Quién Vive, Quién Muere, Quién Cuenta Tu Historia" del gran musical "Hamilton" no tiene nada que ver con Moneymaker. Solo queríamos que la escucharan antes de Año Nuevo.
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